El ejercicio terapéutico pautado por un fisioterapeuta y con su supervisión durante el envejecimiento, puede disminuir el riesgo de sufrir procesos degenerativos como la demencia, según explica el Colegio de Fisioterapeutas de Cataluña. Como centro colegiado, Manso de Santo, el centro de fisioterapia de referencia en Sant Cugat se hace eco de estos consejos..
Los fisioterapeutas insisten en los beneficios del ejercicio para potenciar otros aspectos como el equilibrio y la fuerza para evitar caídas, así como para mejorar el estado de ánimo, la movilidad o la independencia.
En estos momentos, ya sabemos que la demencia no es una consecuencia inevitable del envejecimiento, según reflejan diferentes estudios. El 65% de las causas que producen la demencia no se pueden modificar como por ejemplo la edad, el sexo o la genética; pero el 35% restante están influenciadas por comportamientos o hábitos de vida durante la juventud, la etapa de mediana edad y el envejecimiento.
Así, mientras que durante la juventud, estudiar puede reducir la posibilidad de tener demencia en un 8%, en la etapa de mediana edad, perder audición puede aumentarla un 9%, la hipertensión en un 2% y la obesidad en un 1%. En la franja de edad avanzada, fumar puede aumentar estas posibilidades en un 5%, la depresión en un 4%, la inactividad física en un 3%, la soledad social en un 2% y la diabetes en un 1%.
La demencia es un síndrome que implica el deterioro de la memoria, el intelecto, el
comportamiento y la capacidad para realizar actividades de la vida diaria. En concreto, la enfermedad del Alzheimer, que es su forma más habitual, supone entre un 60% y un 70% de los casos de demencia, y es una de las principales causas de discapacidad y dependencia de la gente mayor de todo el mundo. Existen unos 100 tipos de demencias y la enfermedad de Alzheimer es la más común. Según datos de la Fundación Alzheimer Cataluña, el tratamiento de la demencia supone un coste de más de 30.000 euros/año por persona.
Según Luis Soto, “la Atención Centrada en la Persona es de vital importancia en casos como el Alzheimer, puesto que conocer su pasado, el que le gustaba, el que no, su profesión, las aficiones… facilita la conexión y mejora la intervención de la fisioterapia”.
