Mans de Sant

¿Qué hacer cuando tenemos una rotura fibrilar?

Lo ideal es que cuando sentimos la rotura fibrilar, aplicamos hielo durante los dos primeros días para evitar una excesiva inflamación. Cuando esta disminuya, será recomendable aplicar calor en la zona para aumentar la irrigación y así facilitar la recuperación de las fibras. La radiofrecuencia es perfecta para esta tarea, ya que combina el calor con el masaje drenante, ayudando así a eliminar los desechos de la inflamación y reducir el dolor.

Los primeros cinco días después de la lesión, se recomienda hacer reposo de la zona afectada, particularmente donde hemos sufrido el desgarro, e intentar mantener esta musculatura en posición de acortamiento para reducir la tensión de las fibras.

Una vez pasado el período de reposo, iniciaremos una movilización suave de forma pasiva, siempre evitando sentir dolor. El fisioterapeuta indicará los movimientos realizar en función de la localización de la rotura y de su estado.

Como hemos mencionado anteriormente, la aplicación de calor en la zona nos aportará alivio y estimularemos que haya un mayor aporte sanguíneo a la zona, lo cual es muy importante para la regeneración. Los masajes de nuestro fisioterapeuta ayudarán a drenar los desechos y relajar la musculatura. También es importante que aplicar Cyriax, técnica de masaje ideal para romper o evitar las adherencias, dejando así una cicatriz más blanda y elástica. A medida que vaya evolucionando la lesión, tendremos que empezar a hacer movimientos activos (de forma suave). Con estos, conseguiremos estimular un crecimiento correcto de las fibras, ya que con el movimiento del músculo, los estaremos indicando hacia dónde deben crecer. También tendremos que empezar a hacer estiramientos suaves de la musculatura para movilizarla ya la vez ayudar a reducir su tono. Mucho cuidado con los estiramientos: no sentir dolor al realizarlos, ya que este es el aviso que no se puede pasar de esta intensidad. Para que un estiramiento sea realmente efectivo, es recomendable aguantar de 20 a 30 segundos y sobre todo nunca hacer rebotes.

Con el transcurso de los días y según la evolución de la lesión, iremos introduciendo ejercicios más intensos. En los ejercicios de fuerza, se comenzará siempre con los isométricos (contracción sin movimiento). Cuando estos se toleren bien, pasaremos a realizar concéntricos (contracción del músculo con movimiento hacia el acortamiento de las fibras). Si se quiere hacer algún ejercicio aeróbico, siempre se debe comenzar con una intensidad muy moderada y es recomendable que nuestro fisioterapeuta nos aplique un vendaje neuromuscular. En una inflamación del músculo, el espacio entre éste y la piel se reduce, comprimiendo así estructuras y dificultando la circulación de los líquidos (sistema linfático y circulatorio).

Esta compresión afecta a los receptores del dolor de la zona, los cuales envían información de dolor al cerebro. Al aplicar un vendaje neuromuscular, estamos haciendo que haya un poco más de espacio entre el músculo y la piel, reduciendo la presión de los receptores, reduciendo el dolor, y así facilitar una mayor amplitud de movimiento.

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