A estas alturas prácticamente ya todo el mundo ha vuelto a su puesto de trabajo después del verano. Con más o menos días de teletrabajo, casi todas las empresas ya han vuelto a las dinámicas presenciales. Pensamos que merece la pena siempre recordar aquellos aspectos que condicionan el trabajo de oficina, que también tiene sus riesgos laborales.
El principal peligro para nuestra salud en puestos de trabajo sedentarios es la carencia de actividad física. Aunque no lo parezca, estar sentado es una actividad crítica. Cualquier posición que se tiene que mantener durante largos periodos de tiempos implica, por bastante, posibles problemas de salud y hay que prevenir las consecuencias. Desde este punto de vista, cada trabajador tiene que saber valorar qué posiciones o actividades puede realizar durante su trabajo y, a partir de aquí, hacer las pausas de ejercicio necesarias para movilizar las articulaciones y activar la musculatura.
El sedentarismo prolongado puede tener como consecuencia, entre otros, atrofia muscular, limitación de rango de movimiento articular y, sobre todo, alteraciones metabólicas que producirán limitaciones severas a la capacidad de ejercicio. Tenemos que pensar que las personas estamos “programadas” para ser activas. Estar más de 6 horas en el día inactivo contribuye al desarrollo de enfermedades cardíacas, diabetes, osteoporosis, obesidad, etc.
Los estudios científicos actuales sugieren sumar estas pausas activas al trabajo a los 150 minutos de actividad física en la semana que aconseja la Organización Mundial de la Salud. La recomendación general es hacer una pausa activa cada 45 minutos. Estas pausas tienen que tener una duración de unos 10-15 minutos y tienen que servir para levantarse o sentarse a la silla, andar, estirar los músculos de las piernas, brazos y columna vertebral y, si es posible, ejercicios para tonificar la musculatura de brazos y piernas.
Todavía hay entornos de trabajo donde estos ejercicios pueda estar “mal visto”. En cambio, está demostrado que las empresas que realmente valoran la productividad, saben que los trabajadores activos que cuidan su cuerpo llegan a aumentar un 25% su rendimiento, disminuyendo las bajas laborales hasta un 40%. Por este razón una empresa que invierte en fisioterapia puede ser una empresa con mejor rendimiento laboral. Los efectos positivos hacen que la inversión sea beneficiosa también porque contribuye a un ambiente laboral más positivo y sano.